La verdad, para ser el segundo día de mi blog, no dejo de quejarme. Cuando digo que estoy cansado de todo es que seguramente es verdad.
Ayer, para empezar, se me agotó la batería del coche. Total: llamo a la compañía de seguros del coche que me envía una grúa, su conductor -con suerte-, consigue que arranque y venga..., a correr en busca de un taller.
Realmente y, pese a mi queja, he tenido suerte; porque siendo la hora que era -las 20:00 horas- y, después de ponerme una batería nueva –que por cierto no funcionaba-, me ponen otra y ¡perfecto¡, funciona.
Bueno ayer la broma me costó 85 euros. Podía haber sido peor.
Mira que si llega a ser el motor de arranque, ya ni digo lo que me hubiera podido costar. En fin, mañana será otro día.
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