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Lugar: Barcelona, Spain

Mi nombre es Antonio, pero casi todo el mundo me conoce como Carrillo. Ese, siempre fue mi nombre de "guerra" desde que militaba en un partido de la izquierda extraparlamentaria en la clandestinidad y digo militaba, porque hace años que ya sólo milito para mí, para mi hija Laura, y mis amigos, así que ese nombre se quedó para siempre: Carrillo. Casi toda mi vida la he dedicado al mundo sindical. Allí en el Sindicato, realizo funciones de asesoramiento a trabajadores y trabajadoras. Me gusta mi trabajo y, como yo digo, encima me pagan.¿qué más puedo desear?. Hay algo de lo que no estoy cansado: Mi hija Laura, mi compañera María y mi equipo de fútbol el Barça, mi Barça.

26 noviembre 2007

De nuevo las energías renovables

Noticia aparecida en el periódico La Vanguardia
(Madrid, 26/11/2007)
El viento desplazará al gas como primera fuente de energía en el 2020
El Gobierno apuesta por las energías renovables para producir electricidad

El Gobierno considera que la energía eólica tiene que convertirse en la primera fuente de generación de energía eléctrica en el plazo de trece años.

Así se establece en la Prospectiva de generación eléctrica 2030,que presentará el Ministerio de Industria en las próximas semanas. Esto supone un cambio sustancial en el diseño que realizó el Partido Socialista en los ochenta y que ha condicionado la evolución de las empresas energéticas en los últimos treinta años.

Desde una perspectiva empresarial, supone inversiones superiores a 45.000 millones, ya que se aumentará en un plazo de 23 años la potencia instalada de 81.000 MW a 107.845 MW.

La primera consecuencia de esta decisión es un cambio en nuestro paisaje, ya que habrá aerogeneradores en lugares hasta ahora insospechados como la costa. La nueva apuesta exige triplicar la capacidad de la energía eólica para reducir las emisiones de gases contaminantes y la dependencia energética del exterior. De este modo, pasará de suponer el 15,4% de la potencia instalada (12.500 MW) al 32,4% (35.000 MW).

Sólo hay una fuente de energía capaz de cubrir las limitaciones del viento, que se para cuando más calor o más frío hace. Se trata del gas, que se pone prácticamente en funcionamiento en cuestión de minutos. Esto explica que el gas siga siendo el puntal de la producción, aunque se relegue a un segundo plano como un colchón de seguridad.

Actualmente, la capacidad de producir energía eléctrica a través de los distintos ciclos combinados es de 18.387 MW (el 22,6%) y crecerá hasta 29.187 MW (el 27%). La tercera fuente de energía será el agua, a través de las centrales hidroeléctricas y las centrales de bombeo. Actualmente tienen capacidad para producir el 17% (16.670 MW) y aumentarán ligeramente hasta el 20,5% (18.385 MW).

Sin embargo, para que este esquema funcione es necesario contar con una fuente de energía base que funcione de forma ininterrumpida. Se trata de la energía nuclear, que mantendrá su potencia instalada en 7.729 MW. Aunque dado el crecimiento relativo de otras fuentes de energía, y a pesar de las inversiones que se harán en alargar la vida de las centrales, pasará de representar el 9,5% de la fuerza eléctrica instalada al 7,1%. Las centrales térmicas de carbón, que representan el 14,6% de la potencia instalada, irán desapareciendo hasta un mero 0,5%.

No obstante, el desarrollo de nuevas tecnologías de combustión de carbón limpio podría cambiar esta tendencia. Algo parecido podría suceder con la energía nuclear y el desarrollo de las tecnologías de fusión, que no producen residuos.

El plan prevé un gran desarrollo de otras energías renovables como la energía obtenida del tratamiento de residuos y el resto de alternativas, incluida la solar. En conjunto, las renovables pasarán de representar el 27% al 48% de la potencia instalada, de 22.200 MW hasta 52.000 MW, en buena medida por el desarrollo de la eólica.

En cuanto al crecimiento del consumo de electricidad, se calcula en torno al 2%, la mitad del consumo medio actual, y una cifra muy inferior al potencial de crecimiento de la economía española, que se sitúa en torno al 3,5%. Esta disminución se explica por la introducción de sistemas de ahorro energético y mejora de la eficiencia en el consumo para aprovechar mejor la energía producida, que se ha convertido en una de las claves del plan gubernamental, que define los escenarios del sistema energético español hasta el 2030.